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Una máquina de grabado por láser consta de un láser y un controlador, que dirige el haz del láser para trazar los patrones en la superficie que se va a grabar y que, además, determina la dirección, la intensidad, la velocidad de movimiento y el ancho del haz láser que se orienta a la superficie.
El punto en el que el haz láser toca la superficie del material objeto del grabado es su punto focal. Este punto suele ser pequeño, normalmente inferior a una fracción de un milímetro y solo el área que abarca se verá significativamente afectada cuando el haz pase sobre la superficie, lo que hace que los resultados del grabado sean muy precisos.
Una grabadora láser es muy eficiente; su haz proyecta energía luminosa a la superficie que se va a grabar y la convierte en calor. Esa energía térmica cambia la superficie del material, en función de las cualidades de este: pulveriza el plástico o los materiales naturales, como la madera, y deja la marca deseada grabada, y con superficies más duras, como el vidrio o la piedra, el material se resquebraja y se desprende de la superficie.
En los distintos sectores, el grabado por láser se utiliza para marcar una amplia variedad de materiales, incluidos los plásticos, el vidrio, el caucho y el metal, para el que se atraviesa la pintura de la superficie metálica. Durante la pulverización que se realiza en el grabado por láser al material de la superficie que se está grabando, se requiere un sistema de ventilación con el que se eliminen los humos nocivos generados durante el proceso, así como cualquier residuo de la superficie que pueda obstaculizar el resto del grabado.
Los requisitos de nivel de potencia varían en función de los distintos materiales que se graban: por ejemplo, para cambiar el color de las superficies de madera y papel, y realizar las marcas deseadas en ellas, se requieren menos de 10 vatios de potencia; el caucho también se puede grabar con potencias bajas para tallar sellos de impresión; y los metales revestidos y pintados se marcan claramente con niveles de potencia de 30 vatios.
Un buen ejemplo de la adopción de las máquinas de grabado por láser en el sector es la línea de producción, en las que el haz de la máquina de grabado por láser se dirige hacia un espejo giratorio o vibratorio, que, a su vez, se desplaza para trazar números y letras en la superficie que se está marcando. Se trata de una forma eficaz de colocar códigos de producción, fechas de caducidad y números de lote en los productos y envases. El grabado por láser permite marcar productos y envases fabricados con distintos plásticos y vidrios “en movimiento”, a medida que se desplazan por la línea de producción. En consecuencia, las máquinas de grabado por láser actuales han sustituido a muchas técnicas de impresión más antiguas y lentas, como la impresión por calor y la tampografía, lo que ha aumentado la productividad de muchas empresas.
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